La luz sigue brillando, pero cada vez se aleja más. No quedan portadores de la llama, la ausencia de mujeres y hombres libres desata los mayores temores en las almas viejas, que se ven amenazadas con un retorno no deseado.
Os ofrezco el perdón, la generosidad, la ternura, la firmeza y una entrega desinteresada para que se pueda cumplir el fin. He venido para ser espejo, para golpear con mi mazo y para mostraros un arco iris con colores que ya no recordáis.
Los allí reunidos se miraron entre si... ¿A qué hora tenía que venir el alcalde?
Menudo plantón.